jueves, 29 de diciembre de 2011

El Último Anillo - Kiril Yeskov

La guerra ha terminado. Con traiciones y engaños, los bárbaros supersticiosos de la Alianza de Occidente, ayudados por magos de siniestras intenciones, han vencido al pueblo orco, amante de la paz, industrioso y científico. Ahora comienza la carnicería: a los derrotados dispersos les espera el amargo camino de vuelta a casa, hostigados por las patrullas de elfos que buscan eliminar hasta el último orco, hombre, mujer y niño, designados por una propaganda perversa como raza caníbal, maldita y a exterminar. Pero de las cenizas de la catástrofe todavía puede extraerse un resquicio de esperanza. Si la misión encomendada a nuestros protagonistas tiene éxito, las tornas podrían volverse, y habrá llegado la hora de la revancha de los orcos. 





El Último Anillo es un libro que tiene dos lecturas: por una parte, la de personas que se hayan leído de antemano el Señor de los Anillos, y por otra parte, los que no. Para estos últimos se trata de una lectura muy solvente, con grandes intrigas y toques de humor, aunque el final, por lo menos a mi, se me antoja un poco precipitado.

Pero es cuando has leído el Señor de los Anillos, pudiendo entender todas las referencias que el autor ofrece, cuando puedes disfrutarlo de veras. La historia es muy sencilla: Tal y como sucede en otras guerras, son los vencedores los que escriben la historia, y en este caso no es menos cierto. El autor lo expone muy brillantemente en el epílogo del libro:

"Sería ocioso recordar a esos críticos que El señor de los anillos constituye, además de un ejercicio de invención filológica, un ejemplo de la historiografía de los vencedores, los cuales ya se sabe cómo suelen presentar a los vencidos. Porque, en caso de que allí se hubiera cometido un genocidio (perdonad, pero decidme, si no, qué fue de todos aquellos pueblos tras la victoria de occidente), resultaba especialmente importante convencer a todo el mundo (y, en primer lugar, convencerse a ellos mismos) de que eso no eran personas, sino... orcos y trolls. Tampoco serviría de mucho plantearles a dichos críticos la siguiente cuestión: ¿cuántas veces se ha visto en la historia de la humanidad que un gobernante, un buen día, como quien no quiere la cosa, le ceda el trono al primer pelagatos que baja del monte (perdón: a un occidental venido del norte)? Una vez más me asalta la tentación de preguntar: ¿cuál fue el verdadero precio que tuvo que pagar Piedra de Elfo [Se refiere a Aragorn] a esos asombrosos colaboradores que había encontrado en la Senda de los Muertos? Porque llamar a filas a las fuerzas del mal absoluto (¡al servicio de una causa justa, claro está!) es algo de lo más normal, no ha sido él el primero ni será el último en hacerlo; pero pretender que esas fuerzas, una vez cumplido su cometido, regresen obedientes a la nada, sin exigir a cambio compensación alguna... No sé yo... Tengo que confesar que yo nunca he oído nada semejante."

La historia transcurre tras el fin de la ""Guerra del Anillo"". Los elfos han conseguido lograr la supremacía sobre los orcos y los trolls, y han sentado a un rey en el trono de Pietror (Gondor). Aramir (Faramir) ha sido inducido a abandonar sus pretensiones al trono, y se halla recluido. Gandrelf (Gandalf) ha cometido un enorme error y ha dado a los elfos el Espejo, un arma de incalculable poder, y todo pensado porque tras la guerra lo devolverían.

Pero en el sur, un médico orco recibe la visita de un Espectro (cuya labor es ser ¡matemático!), que antes de morir le confía una importante misión: destruir el Espejo que se encuentra en la patria de los elfos. Para ello contará con ayuda de orcos, trolls y humanos, que le acompañarán en su viaje.

En resumen, es un libro muy recomendable, sobre todo para lectores de El Señor de los Anillos (siempre, por supuesto, leyéndolo con una mente abierta).

¡Mundos Fantásticos Recomienda!

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